Pequeños toques hacen grandes rasgos.

martes, 31 de enero de 2012

¿Por qué cuesta tanto decidir?

Esta semana me gustaría enfocar el blog de una manera más personal. Últimamente me encuentro ante el difícil dilema de la indecisión sobre que estudiar. ¿Ciencias o letras?
Este dilema presenta una gran dificultad para mi, y me gustaría que esta entrada me ayudara a solucionarlo.

En dicha disertación, intentaré hallar el por qué de la indecisión. Todos y cada uno nos hemos encontrado antes o después ante una seria de decisiones importantes en la vida. Por ejemplo qué estudiar, tener hijos etc…

En mi opinión, podríamos resumir el por qué de la indecisión en tres apartados:

  • Temor al fracaso
  • Falta de ideas.
  • Dejar las cosas para mañana.


El primer apartado creo que tiene una gran importancia. Este es el temor al fracaso. Tenemos miedo a que la decisión que tomemos no traiga las consecuencias que nosotros esperamos. Este es uno de los mayores obstáculos para cualquier persona. Cada vez que una idea, un proyecto o una nueva solución nace, el temor alza su cabeza y nos propone una serie de desenlaces fatales que nos desalientan a hacerlo. De pronto la idea ya no te parece tan brillante, y te desanimas ya que sigues meditando sobre los posibles malos resultados.
En mi opinión ahí debemos ver la clave. No hay que enfocarse sobre una posible derrota, y pensar en una gran victoria. Es verdad que toda decisión tiene un porcentaje de riesgo positivo y un porcentaje de riesgo negativo. Debemos centrarnos en el porcentaje positivo, siempre meditándolo, ya que el porcentaje de riesgo negativo debe ser razonable.

En segundo lugar me gustaría remarcar es la falta de ideas. Una de las principales razones por la que nos cuesta tanto decidir es la no saber con exactitud que hacer.
Debido a la sociedad y la educación en la que convivimos, estamos educados y acostumbrados a seguir complacientemente las ordenes e instrucciones de otro, en vez de tener una iniciativa propia. En nuesta vida cotidiana siempre estamos acostumbrados cumplir lo que otros dicen; por ejemplo en el trabajo, casa, colegio… Y así ocurre que en el momento de decidir que hacer, no sabemos.

El último apartado, y no por ello menos importante, es la fea costumbre que tenemos de dejar todo para el ultimo momento.
Es un mal hábito, y un engaño. El dejar las cosas para mañana, nos hace creer que estamos planificando lo que hacer. Pensamos que dejándolo para mañana surgirá una idea mejor. Pero es un gran engaño, ya que la verdad es que estamos estancados y no avanzamos.

Yo creo que las personas que mayor éxito hallan son las que tienen una respuesta en todo momento. ¿ Qué si se equivocan? Obviamente, errar es humano. Pero de esa manera avanzan, en vez de quedarse estancados en una zona en la que normalmente se está muy bien, hasta que llega el momento de decidir.

Como ya decía un político estadounidense llamado Theodore Roosevelt, refiriéndose al tema de dejar todo para mañana:

“En cualquier momento de decisión lo mejor es hacer lo correcto, luego lo incorrecto, y lo peor es no hacer nada.”

Theodore Roosevelt (1858-1919) Político estadounidense.

No temer a nada, ser creativos y nunca dejar las cosas para otro día. Estas son las claves para tomar buenas decisiones.

jueves, 26 de enero de 2012

¿Por qué tropezamos dos veces con la misma piedra?

¿Por qué pese a haber cometido un error anteriormente lo volvemos a cometer? ¿Es este un acto voluntario o involuntario?

Todos alguna vez hemos tenido un fallo, y involuntariamente lo hemos vuelto a cometer. ¿O alguien no ha confiado en una persona que le mintió, y esta le vuelve a mentir? ¿O ha comido algo que una vez le sentó mal, y le ha vuelto a sentar mal?

Yo creo que esto se debe a que los seres humanos somos seres que precisamos saber que algo es cierto, y para ello nada mejor que equivocarnos y encontrar la respuesta.

En sí, no existen dos piedras totalmente iguales. Pero nosotros generalizamos debido a que se trata del mismo tipo de error, por lo que la metemos “en el mismo saco”. Nunca dos errores son iguales, siempre se diferencian en algo. Como el caso del ejemplo tratado anteriormente de una persona que nos ha mentido y le volvemos a dar un voto de confianza, para que posteriormente nos vuelva a decepcionar.. No nos encontramos ante el mismo error debido a que las condiciones no son las mismas, los motivos por los que confiábamos en esa persona no son los mismos por los que confiamos la segunda vez. Cada error es diferente por el momento, lugar y circunstancias que lo rodean.

A mi parecer, los errores no tienen porque ser algo malo. De hecho, aseguraría que los errores juegan la mayoría de veces a nuestro favor. Juegan a nuestro favor porque nos ayudan a aprender. Es realmente difícil si no imposible progresar sin equivocarse, porque gracias a los errores descubrimos como debemos hacer las cosas correctamente.

Por ello, los seres humanos repetimos nuestros errores. Porque inconscientemente sabemos que estos son buenos para nosotros. Sabemos es casi la única manera de aprender.

Tal y como dijo el filosofo y escritor indio, Rabindranath Tagore:

“Si cerráis la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará fuera.”
Enviar frase
Rabindranath Tagore (1861-1941)


Este filósofo y escritor quiso decir, que con los errores vienen las soluciones. Que no pueden aparecer separadas. Nunca encontraremos las verdades solas, ni viceversa.

Para acabar, me gustaría daros un consejo. Mi consejo es que no te preguntes el por qué del tropiezo en esa piedra: Sino que debes preguntarte que ves en esa piedra que tanto te atrae a sabiendas de que no te beneficia.

“El ser humano, es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra.”

Fuentes: 
Sensaciones propias.
www.proberbia.net

jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Soy más libre si controlo mis emociones? Rafael Falcón.

 ¿Cómo soy más libre? ¿En el momento en el que me dejo guiar por mis sentimientos, y mis acciones no son más que impulsos? ¿O cuando premedito mis acciones, y me guío por el conocimiento y los distintos “pros” y “contras” que mis acciones pueden tener?

A mi criterio, creo que soy más libre cuando controlo mis emociones.
Creo que soy más libre cuando las controlo, porque al tener poder sobre ellas, y poder recapacitar, conozco todas las opciones que tengo.

La libertad, no es otra cosa que el poder que tiene el ser humano para obrar por su propia voluntad, responsabilizándose de sus propios actos. Por ello, cuando nos dejamos llevar por las emociones, como puede ser la ira, el odio o el amor, no barajamos todas nuestras oportunidades. Las emociones, conllevan reacciones tanto físicas como psicológicas.

Un ejemplo claro de ello, es la ira. Cuando alguien nos enfada la emoción que sentimos en ese momento es la ira. El deseo de decir “cuatro cosas bien dichas” a esa persona, o incluso agredirla. Pero ¿somos por ello más libres? Creo que somos más libres si esa ira la controlamos, y pensamos que existen varias posibilidades. Que podemos encararnos con esa persona, pero también podemos hacer como que no hemos oído nada, podemos aguantarnos, o simplemente podemos relajarnos y razonar con la persona causante de nuestra ira.

También, somos más libres porque conocemos las consecuencias que tienen esos actos. En el momento que las emociones se apoderan de nosotros, no pensamos en las consecuencias. Hilando con el ejemplo anterior, ¿acaso en el momento que la ira se apodera de nosotros conocemos las consecuencias que esta puede traer?  Según el Dr. McMillan, en su libro “None of These Diseases”, existen más de 50 enfermedades consecuentes de la ira. Como puede ser la hipertensión, un derrame cerebral, una trombosis de la coronaria, dificultades para tragar, nauseas, úlceras gástricas, estreñimiento… Existen un gran número de consecuencias, las cuales en ese momento no conocemos.

Si, habrá gente que diga, pues soy más libre cuando me dejo guiar por mis emociones, porque al fin y al cabo hago lo que quiero. Y yo os respondo. ¿No creéis, que aunque al final sigáis la decisión que vuestros sentimientos os mandaban, es mejor razonarlas primero? Razonarlas, y encontrar las cosas buenas y malas que puede traer cada una?

Por lo cual, mi consejo es que cuando os encontréis con un problema, antes de actuar os preguntéis: -¿Estoy actuando emocionalmente, o coherentemente?

De esta manera, podréis replantearos las soluciones a ese problema y vuestras emociones no os controlarán a vosotros, vosotros las controlareis a ellas.

Para finalizar, me gustaría mencionar la siguiente cita, existente en el libro “Inteligencia emocional” (“Emocional inteligence”) del psicólogo estadounidense Daniel Goleman:

"La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria.”
-        Daniel Goleman.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿Qué es amar?

 Hoy, me pregunto por el significado de algo que pronunciamos tan comúnmente, sin percatarnos de la importancia que esto trae: “te quiero”.

Pero realmente, ¿sabemos que es querer a alguien? ¿Le podemos decir “te quiero” a cualquiera? ¿Lleva enamorarse un tiempo, tiene un “periodo”?

Querer, así dicho, suena un simple verbo, de la segunda conjugación, que se utiliza para demostrar el aprecio que tenemos hacia alguien. En mi opinión no deberíamos usarlo así como así. ¿Alguna vez habéis pensado en todos los sentimientos, emociones y reacciones que puede traer “querer” a alguien?

Querer a alguien, no es decirle “te quiero”, sentirte atraído físicamente esa persona y que te caiga genial. No, querer a alguien es totalmente lo contrario.
Querer a alguien es darlo todo por esa persona, darte cuenta de que la necesitas. Darte cuenta de que no puedes subir una escalera, y sujetarla al mismo tiempo. Darte cuenta de que no puedes coger los “picos” de la sabana en la cama, por ambos lados. Percibir, que no puedes discutir solo, ni estar toda la noche hablando solo. Darte cuenta, que lo importante no es el número de veces que oigas a esa otra persona respirar, sino que lo importante es ver el número de veces que la dejas sin aliento. Pensar que estar con ella, es como estar en “casa”, que cuando hables con ella nada más te importe, que lo único que quieras es que ese momento no acabe.
Querer a alguien, es tener la esperanza de que día tras día pase lo que pensamos que es improbable, es que el mínimo detalle, se haga enorme para ti.

Puede que alguien piense, que el quiere a muchas personas y nunca ha sentido eso. Pero, entonces, ¿estás seguro de que la quieres? ¿o solo piensas que te sientes genial con él? Muchas veces, en los momentos más bonitos estamos rodeados, nunca estamos solos, pero en cuanto el camino se oscurece, encontramos a quien nos quiere de verdad, a quien le importamos, y a quien siente todo esto por nosotros.

Querer a alguien, no tiene límites. En el amor, da igual la edad, la clase social, el trabajo… da igual todo. Tampoco depende de un tiempo. Enamorarse, es algo que no se puede provocar, no existe un punto en el que digamos  “mira este chico que majo parece” y decidamos enamorarnos de él. Enamorarse puede ser un proceso que dure tanto, como pueden ser varios años, a tan poco como unos días. Enamorarse sale solo. Hay quien dice, es que no tenían “filling”, o es que no había “química". Permitirme que lo niegue, porque es mentira. El “filling” y la "química", es algo que aparece entre amigos, “colegas”. No entre dos personas, que sienten todo lo citado anteriormente.

Espero que con esto os deis cuenta, de que querer a alguien es mucho más, que un verbo de la segunda conjugación.

lunes, 7 de noviembre de 2011

LO QUE NOS ENSEÑARON.

‘Nos hicieron creer que el ‘gran amor’, sólo sucede una vez, generalmente antes de los 30 años. No nos contaron que el amor no es accionado, ni llega en un momento determinado. Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta.
Las personas crecen a través de la gente. Si estamos en buena compañía, es más agradable.
Nos hicieron creer en una fórmula llamada ‘dos en uno’: dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tiene nombre: anulación. Que sólo siendo individuos con personalidad propia, podremos tener una relación saludable.
Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio y que los deseos fuera de término, deben ser reprimidos. Nos hicieron creer que los lindos y flacos son más amados.
Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz, la misma para todos, y los que escapan de ella están condenados a la marginalidad. No nos contaron que estas fórmulas son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas. Ah, tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto.
Cada uno lo va a tener que descubrir solo. Y ahí, cuando estés muy ‘enamorado de tí mismo, vas a poder ser muy feliz y te vas a enamorar de alguien’.
Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor… …aunque la violencia se practica a plena luz del día.
John Lennon

martes, 25 de octubre de 2011

¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO DECIR TE QUIERO?

Hoy, quiero escribir sobre algo que lleva rondando por mi cabeza desde hace tiempo.
¿Por qué nos cuesta tanto decir te amo a alguien? ¿Es este un sentimiento ofensivo, o del que debamos avergonzarnos?

Miedo, el miedo es quien nos hace callarnos, quien nos hace no ser nosotros.

Vivimos en una sociedad, en la que dejarte ver como eres, mostrar a los demás tus sentimientos o tus pensamientos, significa ser débil. Significa, que eres una persona fácil de manejar, a la que se podría aplastar perfectamente y sin ningún problema. Y claramente, tenemos miedo a que piensen eso de nosotros.

Ese, creo que es uno de los principales problemas por los que no nos expresamos tal y como somos y pensamos. Porque, ¿quién no ha sentido nunca, nada por otra persona?
Creo que todos lo hemos sentido. Sí, y he dicho todos, de ambos sexos. Porque pese a que los varones, machos, chicos u hombres nos queramos hacer ver como personas más fuertes y seguras, también lo sentimos, no somos robots.

En segundo lugar, me gustaría resaltar el miedo a fracasar. Ese miedo, junto al primero, son los dos que, en mi opinión, principalmente nos “cortan las alas”.
Cuando meditamos sobre si decirle lo que sentimos a alguien, lo primero que pensamos es en el rechazo, en el adiós y en pasarlo mal. Lo segundo que pensamos es, ¿merece la pena?
Bueno, a esto me gustaría responder con dos frases:

“Muchas veces por callarnos, no nos damos cuenta de que la otra persona siente lo mismo”
Anónimo.

“Quién no arriesga, no gana”
Anónimo.

Antes concluir mi entrada, me gustaría aportar que es normal lo que sentimos, que no debemos sentirnos culpables por ser como somos y sentir lo que sentimos, que todos lo sentimos, o hemos sentido alguna vez aunque no lo digamos. Espero que para la gente que lea mi entrada, el amor deje de ser un tema tabú, que es lo que viene a ser.

Y para concluirla, os dejo el siguiente video:

EL MIEDO, UN GRAN AMIGO.


Mayoritariamente, el miedo está visto y reconocido por los habitantes de este pequeño planeta, al que llamamos hogar, como un sentimiento maléfico, y que normalmente se ve caracterizado con la oscuridad, la maldad o la tristeza. Pero, ¿es realmente un enemigo? ¿o es a veces nuestro mejor aliado?

En mi opinión, el miedo puede ser un gran aliado, incluso me atrevería a afirmar, que puede ser nuestro mejor amigo.

Porque el miedo, nos ayuda a pensar las cosas más detenidamente, nos ayuda a reflexionar sobre ellas, a tener un sentido del peligro mayor. ¿O qué sería de una persona sin miedo? Podrían ir haciendo locuras, sin ninguno tipo de terror, de represalias.

El miedo, nos hace esforzarnos más. Ya, que cuando alguien tiene miedo de fracasar, o miedo por algún defecto que tiene, o alguna cualidad, intenta remediarla y se esfuerza para ello. Por lo que el miedo, pasa de ser, una mera frivolidad, a ser un agente que nos ayuda a mejorar. A lo que me refiero, es a que tras toda motivación  subyace algún tipo de temor que, frena, condiciona e impulsa nuestros actos.

Pero, ¿cuál es el secreto del miedo?. En mi opinión el principal secreto del miedo, es que debemos saber dominarlo. Debemos ser conscientes de el, y ponerlo a nuestro favor. Tenemos que hacer que el miedo, pase de ser una barrera emocional, a un cohete que nos ayude a cumplir nuestros sueños. Un cohete, que viene y va, y que puede tomar millones y millones de formas. Puede pasar de ser algo tan simple, como una fobia, a ser algo tan complicadísimo, como el amor, o el miedo a quedarse en el paro.

Mi consejo es, que el miedo no se apodere de vosotros, si no que vosotros os apoderéis de el. Cogedlo por el cuello, y aplastarlo, estrujarlo hasta que le halláis sacado todo el provecho posible. Amigos, creo que en ese momento, habrá llegado el día de vuestra muerte.

Una vez, un viejo escritor irlandés, llamado George Bernard Shaw (1856-1950) dijo:


“El miedo puede llevar a los hombres a cualquier extremo.”

Lo que este viejo escritor quería decir, es que el miedo, puede vencernos, o ayudarnos, y eso depende de la voluntad humana.

Para acabar mi entrada, me gustaría adjuntar un pequeño “post data”, para señalar, que el miedo ya ha sido utilizado a su favor durante años antiguamente. Ya que muchísimas personas se han aprovechado del miedo, a través de los tiempos, para ejercer un dominio sobre otras. Tanto, que hemos acabado por reconocer el miedo, como una forma esencial de ejercer la autoridad.

El miedo, un sentimiento tan odiado, y que tanto bien nos hace.